jueves, 7 de junio de 2012

V

Extraño a mi novio y el miedo a echar todo a perder me está haciendo embarrar la cancha.
Tengo un ferviente sentimiento que aflora cuando lo pienso, cuando lo veo, lo siento... Lo amo porque es auténtico, simple pero intricado, bueno pero cascarrabias, extrovertido pero sensible. Lo amo porque con él soy mejor mujer, y porque en él hallo todo lo que no tengo. Tiene lo que me falta... pero me aterra sometimes no completarlo. El amor es complemento? El amor es esto que siento? El miedo parte del amor? El amor es cuando lo miras concentrado escribir en su computadora y te dan ganas de saltarle encima para comerlo a besos? Será que el amor es eso que me pasa cuando nos hacemos una sola persona y el placer compartido es lo que excita? Amor es cuando lo veo dormir en mi cama y le toco un cachete con la yema de los dedos para que se rasque y entonces reírme? Es esperarlo con la comida lista y con los brazos llenos de abrazos? El amor es apretarle la mano cuando caminamos juntos y sentirme privilegiada? Será el amor esto que siento por él? Sentimiento que tanto me gusta pero que tanto miedo me da y es ahí, cuando siento miedo, cuando entonces freno, miro en retrospectiva y busco algo que no me guste tanto para que, entonces, si se va no me siento tan sola... Amor es mirar juntos en la misma dirección? amor es besarse hasta quedar sin respiración? Pelear a los gritos y llegar a decir barbaridades? Amor es permitirle que entre en tu vida y se quede?
Entonces lo amo. Estamos distanciados, ahora mismo, cuando escribo, siento fuertemente como lo extraño.

sábado, 19 de mayo de 2012

IV

Te ví la primera vez sin mirarte,
la última vez que nos miramos no quería verte.
Es que, me enojo tanto cuando te alejás
que lo que mejor me sale cuando volvés
es mirarte sin verte.

ay!
qué ganas de verte ahora y mirarte
como la segunda vez que nos cruzamos
y te agarré de los pelos conjurando
que serías mío
y yo tuya,
para siempre
o mientras dure.

La pantalla de mi teléfono titila celeste,
sos vos.
Sos vos enojado preguntándome si vivo,
soy yo de este lado mirando la pantalla
forzando indiferencia
porque nada me enoja más que la incomunicación
entonces ni por mensajes quiero mirarte
porque quiero verte y que me mires vos,
que me mires a los ojos,
que no hables,
que no preguntes,
que me abraces
y que hagamos como si mi enojo no existió
y nos comuniquemos con los ojos
y la boca
y los brazos
manos y dedos.



sábado, 17 de marzo de 2012

III

Mi novio estaba sentado a mi lado. Nos encontrábamos en la orilla del Delta de Tigre, era la primera vez que compartíamos diez horas de andar, entre caminatas, compras, almuerzo y paz. Hablábamos mucho, de nosotros un poco, de nuestras vidas otro poco, del pasado, del presente y de un futuro que escribimos de a trazos.
Por momentos lo miraba estupefacta, porque si bien estamos juntos hace siete meses, desde la semana siguiente a conocernos, lo cierto es que nos conocemos poco o mucho en poco tiempo, y cuando descubro más sobre él, lo miro así, estupefacta.
Lo amo, eso siento. Siento un amor que me llena de vida y de miedo.
No sé porqué padezco esta incapacidad para disfrutar de lo que me pasa. Digo, soy una afortunada porque tengo a mi lado un hombre fantástico, que me ama y al que amo. Me acompaña a diario y me ayuda a crecer. Aún en mis peores momentos o sacando lo peor de mí, él se mantiene firme a mi lado.
Estábamos ya volviendo a la Capital Federal, camino a mi departamento, donde me dejaría para seguir a zona oeste, donde vive junto a su familia. En la medida que se acercaba el momento de la despedida me empezó a poblar una angustia que me inquietaba... poco entendía por qué sucedía.
Es sábado, él sale con sus amigos, me invitó pero preferí quedarme en casa, para no asfixiarlo y para respetar sus espacios. La verdad es que lo creo sano y necesario, los espacios son necesarios. También es cierto que yo hago lo que creo sano y creo necesario para nuestro bienestar pero, evidentemente esta angustia que me poblaba las venas y que ahora, cuando escribo siento, se debe justamente a ese miedo que me agobia aún cuando él es mi novio porque me elige.
Tengo miedo a que me deje, tengo miedo a que encuentre una mina mejor, más linda, más genial, más copada, menos conflictiva, sin problemas, con una familia normal, con quien pueda proyectar, quien sea como es él: despreocupado, fresco, sano, sencillamente feliz.
Vivo este miedo con la misma sensación que uno vivencia cuando lo dejan, cuando lo cambian, cuando es desplazado.
Soy una boluda pero no puedo lidear con esto.
El psiquiatra trata de socavar estos sentimientos que me producen angustia, desasosego, dolor de pecho, bruxismo, estrés... No sé por qué me siento incapaz de que él realmente me ame, de que él realmente me quiera, de que yo realmente sea la elegida.
A veces, o casi siempre, no sé cómo manejar la relación. No sé qué está bien, qué está mal, cuál es el comportamiento correcto, cuál no. Todas estas dudas me carcomen la cabeza y nada, ni los ansiolíticos recetados, me frenan.
Lo amo, eso siento.
Lo miraba esta tarde mientras caminábamos de la mano por el Tigre y sentía que estaba donde quería estar con quién quería. Él es el elegido. Él saca lo mejor de mí, me produce ganas de estar a su lado, ganas de trabajar, ganas de estudiar, ganas de vivir. Él se convirtió en el hombre con quien quiero compartir la vida, eso siento cuando lo miro, cuando lo beso, aún cuando dice pelotudeces o cosas a las que no adhiero. Somos tan diferentes, él no es espejo ni reflejo y eso me deslumbra porque somos agua y aceite, y es en ese antagonismo donde me doy cuenta que dejo de ser narcisista para hallar el amor en el complemento.
Estábamos sentados mirando los yates, los barcos y los veleros, había paz. Estábamos nosotros dos conociéndonos de verdad, y yo por dentro profesando lo que siento. Si hubo algo en lo que acerté, aún perdiendo cosas, fue en jugarme por él, puntapié inicial para lo que sería un "nosotros".

jueves, 26 de enero de 2012

II

Somos errantes cuando creemos que el amor tiene un único significado.
Erramos cuando juzgamos el amor del otro o de los otros porque no se condice con nuestro concepto de amor o nuestra manera de amar.
Yo te amo, mucho. Vos me amás, mucho también. Yo siento que te amo más, tal vez sí, tal vez no, tal vez amamos diferente y los dos en la misma medida.
La diferencia entre vos y yo reside en que, cuando infantes nos amaron distinto, entonces aprehendimos otra forma de amar.
Ansío que mi amor se nutra de tu amor para que, al menos, si sacamos algo bueno de este cruce de caminos, en el que no me ves junto a vos "hasta que la muerte nos separe" porque preferís que ver/vivir "presente" (mientras yo sí quiero verte así), aprenda otro de los significados del amor, entonces cuando la alegría tire piedritas en mi ventana y yo decida abrirla, amaré de una nueva manera. Con la conjunción de la mía y la tuya y será, ya verás, "hasta que la muerte nos separe".

lunes, 23 de enero de 2012

I

La ciudad aplastante sobre mi pecho, como una pata de elefante.
Me está matando, no puedo moverme.
Me están disociando las entrañas, ¿las entendés?
Mirame, forro, ¿entendés lo que me pasa por dentro?
Mis neuronas están en corto intentando entenderme
y me río, es lo que mejor me está saliendo, mientras me retuerzo.
Se está yendo todo a la mierda mientras la aplastante ciudad
me deja sin aire.
Busco estabilizarme mientras me balanceo sobre vos.
Acabo y después escapo.
Correme, no soy de ninguna parte y no voy a ningún lado,
estoy desolada y la ciudad me revienta.
Domesticame.